Estas rutas, que realizaremos únicamente durante la primavera, son pequeños recorridos por localizaciones concretas para fotografiar flores silvestres.
A medida que nos vayamos adentrando en el sugerente y atractivo mundo de la fotografía de flores silvestres, nos daremos cuenta de que necesitaremos mucha paciencia, mucha observación, para sumergirnos en el lenguaje de su belleza, por lo que en estas rutas no hablaremos de kilómetros, ni de desniveles, sino de espacios o localizaciones de vegetación. Para el acercamiento fotográfico a las flores silvestres es recomendable una cámara réflex con objetivo macro, este objetivo nos permitirá una mayor proximidad a cada detalle, pero cualquier tipo de cámara de fotos es bueno para nuestro cometido, desde un teléfono móvil a una cámara compacta.
El auténtico fin de estas excursiones, ni siquiera es la fotografía en sí, ni la clasificación de las especies que localicemos, sino el deleite de la observación y la comunicación con el mundo vegetal, con el color, el aroma, las texturas o las poses de las diferentes especies de flores en determinados momentos de su ciclo vital. Observar una flor es observar la vida y aprender a detenernos, a perder el tiempo, rodeados de yerbas, de sonidos, de fragancias, para dejarnos impregnar por la naturaleza en el estado vivo de su proceso.